Detrás de todo exceso
de peso existe una gran ‘carencia’ de aquello que de verdad nos alimenta: de
amor en general y, más concretamente, del propio o autoestima. Se come
compulsivamente para ‘tapar’ algo (trauma, decepción, desilusión, enfado…),
‘compensar’ alguna carencia afectiva o para esconderse (la gordura actúa a modo
de barrera defensiva y/o protectora).
En la sociedad actual, tan falta de amor
propio, -aunque parezca un contrasentido pues el hedonismo y el narcisismo
campan a sus anchas en la psique humana-, el consumismo, incluida la comida, es
la ‘fuente principal’ o sucedáneo ideal para el ‘hambre de amor’. Las
relaciones ya sean sentimentales, familiares, personales… suelen ser relaciones
disfuncionales (codependientes) que se establecen en base a las carencias y no
a la plenitud, madurez psicológica o buen nivel de ‘inteligencia emocional’;
y/o caóticas (ganar dinero, mantener el
status… priman más que educar y crear familia). Dado que ninguno se deja a sí
mismo a la puerta de la oficina, las relaciones laborales no se libran de ésta
contaminación: cada mañana entramos con los ‘conflictos irresueltos’,
echándoselos en cara a los colegas al más mínimo amago de ‘hostilidad’ que
usamos como oportunidad para ventilar demonios interiores. ¿Todo exceso de peso
amaga un conflicto, carencia o trauma? Eso parece. Tuve en consulta a una mujer (era profesora de
yoga) con exceso de peso. Mediante la PNL (Programación Neuro Lingüística)
descubrimos que comía en exceso porque ‘no quería ser atractiva para los
hombres’. Toda conducta errónea alberga un ‘possitive intent’ (intención
positiva: hacemos lo que hacemos porque nos proporciona un ‘algo’ que nos es
útil). En este caso, mantener su ‘defensa’ y ‘sentirse a salvo’. ¿Por qué y
para qué le era necesaria ésta? Sufrió abusos sexuales en la infancia. En los
casos por mí conocidos de otras mujeres, la comida actuaba como compensación de
la ausencia de amor o de los abusos psicológicos de la madre, y la terapia
cognitivo-conductual no solucionó su ‘conflicto’ pues la conducta es tan sólo
el reflejo de un drama más profundo. Para erradicar el síntoma, hay que sanar
la ‘causa’. Cada persona tiene sus ‘razones’ en base a las cuales necesita que su
‘armadura’ (gordura) siga protegiéndola. Aunque, lamentablemente, le asfixie la
vida.
PD: Te invito a leer esta entrevista... (copia y pega en google):
https://www.fraternidad.com/sites/default/files/descargas-fm/Emprendimiento%20y%20mujer%20con%20Rosetta%20Forner%20-%20mayo%202017.pdf
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