viernes, 18 de noviembre de 2022

DESPIERTA TU GENIALIDAD MÁS ALLÁ DE TU NORMALIDAD



LIBRO: 'EL ADN DEL ALMA'

A QUIÉN VA DIRIGIDO:

  • A todas las personas con inquietud espiritual
  •  A los buscadores de nuevas vías para evolucionar
  • ·      A los que buscan conocerse más y mejor
  • ·        A los que les gusta la calidad, la profesionalidad, la originalidad… de planteamientos
  • ·        A los que quieren enseñanzas que nutren el alma y alimentan la mente
  • ·        A los que valoran la autenticidad y la congruencia tanto en el contenido de lo que se imparte como en el profesional que imparte las enseñanzas
  • ·        A los que agradecen y valoran el aprender disfrutando
  • ·        A los que estás hartos de libros y ‘cursos, cursetes, cursillos’ en los que siempre hay más de lo mismo
  • ·        A los que buscan a los de su manHada espiritual
  • ·        A los que están hasta el moño de ‘gurús y gurusas’
  • ·        A los que gustan de pensar por sí mismos
  • ·        A los que están hartos de terapias que no les acaban de funcionar…
  • ·        A los buscadores de la ‘LUZ’
  • ·        A los que les gustan las cosas claras
  • ·        A los que quieren que les salgan alas en el corazón
  • ·        A los que quieren ‘enseñanzas’ que les sirvan más allá del día del curso
  • ·        A los que no les gusta tener la sensación de ‘esto ya me lo sé’
  • ·        A los que les gusta aprovechar su tiempo de vida
  • ·        A los que buscan aprender a ser LO MEJOR QUE LES HA PASADO


 

CUANDO PONES ORDEN EN TU INTERIOR ESO SE NOTA EN EL EXTERIOR DE TU VIDA, EN TU CASA, EN TUS RELACIONES, EN TU COCHE…

 

EL EXTERIOR SIEMPRE ES UN REFLEJO DEL INTERIOR.

 

SI QUIERES CAMBIOS VERDADEROS Y DURADEROS, CAMBIA EN TU INTERIOR, PONE ORDEN EN TUS EMOCIONES Y EN TU ALMA…

 

EL ORDEN EN LA CASA DEL ALMA ES LO PRIMORDIAL.


‘EL ADN DEL ALMA’ es un oráculo, un camino iniciático, una senda que conduce al centro del alma, a su esencia primigenia.

 

‘EL ADN DEL ALMA’, es una suerte de genética del alma, una fórmula mágica para descubrir la maravilla que existe más allá de nuestra conciencia humana, la cual, en verdad, no es sino nuestra naturaleza divina.

 

Existen seres humanos, más despiertos y atrevidos que otros, que abrieron la puerta a su dimensión divina canalizando, mediante ello, las potencialidades que alberga el alma para triunfar, sobrevivir y ser lo mejor de nosotros mismos en la existencia terrena. Muchos de esos seres fueron catalogados de genios, raros, extravagantes, revolucionarios, peligrosos… Empero, eran catalizadores de cambios sociales sin los cuales la humanidad aún andaría en la etapa de las cavernas… Obviamente, no todos fueron entendidos en su época, ni alabados ni elevados a los altares. Como suele suceder con los pioneros, los “abre puertas”, los vanguardistas o aquéllos que van por delante de su generación y época, los hubo que incluso fueron torturados, eliminados simbólicamente, quemados en las hogueras sociales, sometidos al ostracismo de todo tipo o eliminados literalmente. Y, por si esto no fuera poco, su mensaje no fue comprendido por la mayoría.

 

No obstante, a mi modo de ver, la peor de todas las injusticias es la que comete uno consigo mismo.  Con ello me refiero, a la de dejarse de lado, desoyendo las súplicas de su alma, haciendo caso omiso a las necesidades de su corazón y lamentos de su psique. Y, todo ello, para correr en pos de la esclavitud que le permite ser admitido por sus semejantes: otros esclavos de sí mismos que no se atreven, ni se plantean remotamente el ser ellos mismos, disfrutarlo y contribuir así a que este mundo sea un lugar mejor.

 

Vivimos en un mundo que ha condenado el alma al ostracismo, sentenciado la felicidad y amargado el sentido de la singularidad. Es más fácil dirigir a borreguitos que a seres que piensan por ellos mismos y actúan según su propia escala de valores rigiéndose por sus principios éticos de referencia interna. El mundo está en plena crisis existencial. Ergo, no es extraño que los valores del ser humano hayan sido proscritos, eliminados y reemplazados por otros más afines a las clases gobernantes y facilitadores de las maniobras que llevan a cabo los llamados “amos del mundo”. Somos como títeres en las manos caprichosas de seres que han perdido todo contacto con el alma. De ahí, al desastre, solo hay un paso.

 

Sin alma, los seres humanos, no podemos vivir. Razón por la cual nuestra existencia terrena en la sociedad actual se ha tornado tan vacía de sentido, mediocre y alienante. Los mass media -la “voz de su amo”-,  nos inducen a la idiocia una y otra vez con pertinaz persistencia inculcándonos la idea de que para ser feliz basta con triunfar económicamente, tener muchas tarjetas de crédito, poseer un coche más grande y caro que el del vecino, ostentar un cargo alto y con mucho poder (esto equivale, a poder manejar la vida de mucha gente y poderles apretar las tuercas para que bailen a su antojo, eso sí, al son de la sinfonía del miedo). Consumir mucho, gastar dinero a espuertas, incluso el que no tenemos -para ello están los préstamos y los créditos fáciles-.

 

Y, ¿el alma?

¿A dónde fue la relación con el alma?

¿Nos basta con hace yoga, tai chi, reiki, meditar… para acercarnos a ella?

Ni tan siquiera esto nos puede servir si quién nos lo vende es alguien falso, esto es, se dedica a ello por el “poder” que otorga ser quien dirige a esos pobres individuos de estresada neurona y despistada alma.  De esto, hay mucho. Junto con la crisis existencial emergieron de forma pareja los charlatanes de la New Age, seres de escaso escrúpulo espiritual que van de ídem pero que sólo quieren de otros su aborregamiento, dinero y su sumisión de inferioridad.

 

¡Pamplinas!

Nadie es inferior a nadie.

Nadie es imbécil ni idiota.

Nadie es un maestro o gurú por el hecho de decirlo o de abrir un centro, escuela o similar.

De hecho, muy pocas personas son congruentes.

Lamentablemente, muy pocos son auténticos maestros.

Afortunadamente, muchos podemos ser alumnos brillantes si nos lo proponemos.

Despertemos del letargo existencial.

Recuperemos la conexión con el alma, nuestro más preciado don.

 

El alma es nuestra verdadera identidad, esa que es eterna y acumula vivencias, experiencias, lecciones, aprendizajes, fórmulas magistrales, documentación de ensayos y errores, felicidades y capacidades, dones y talentos, maestros y alumnos, luces y sombras.

 

Los cuentos de hadas eran formas de permanecer ligados a la sabiduría del alma, a sus dones y a recursos divinos. Sucedió que, con tácticas diversas, nos alienaron el sentido, y dejamos de creer que somos almas viviendo una experiencia humana. Es más, llegamos a pensar firmemente -el anclaje se reiteró millones de veces-, que no existe el alma por ser ésta es una invención de la religión para poder así tener alucinado al pueblo (ya se sabe, la religión es el opio del pueblo, según Marx). Y, aconteció la revolución industrial que nos alejó aún más de nuestro origen convirtiéndonos a todos en proletarios de una clase descastada, abandonada a su suerte y sin más esperanza que la de llegar a fin de mes y poder pagar todas las deudas económicas.

Olvidamos que un día nacimos dioses.

Olvidamos que un día supimos cómo ser felices y alegrarnos cada día al abrir los ojos en el paraíso.

Nos secuestraron la memoria del paraíso.

Nos dejaron fuera a la intemperie como proscritos en el país de nunca jamás.

¿Por qué?

Porque muchos de los pobladores de la Tierra descubrieron -y así se lo contaron a sus hijos y estos a los hijos de sus hijos-, que el poder es mágico, puesto que consigue que otros te veneren, teman, sirvan, paguen, adulen, idolatren… Puedes pisotearlos, enajenarlos, y manipularlos fácilmente. Basta con hacerles creer que carecen de alma, de salvación y de vida eterna.

Nos grabaron a fuego la creencia de que la vida después de la vida es mentira, que no hay más que esta vida, que la identidad se reduce al cuerpo físico y al género escogido. Que no hay más capacidades que las que desarrollas en escuelas y universidades. Que si no has asistido a tal o cual escuela o eres licenciado en tal o cual especialidad… no eres nadie.

Nos han inculcad que si no poseemos ciertos conocimientos, no tenemos derecho a opinar.

Nos han hecho creer que inteligencia y conocimientos o información académica son lo mismo. Cuando, en verdad, la sabiduría no la proporciona ninguna universidad, como tampoco proporcionar inteligencia. De todos es sabido, o intuido, que a mucha gente le regalan el título.

Los dones son asunto del alma.  Y, de nadie más.

Punto.

El alma alberga capacidades inmensas, infinitas, exquisitas en su sentido y mágicas en su perspectiva.

Según Einstein, sólo usamos un 7%, o 10% en el mejor de los casos, de nuestra capacidad cerebral.

¿Te imaginas lo que podríamos lograr si nos decidiésemos a usar, solamente, una parte del porcentaje restante?

Yo sí que lo he imaginado. Desde ahí, he ayudado a otras personas a adentrarse en los olvidados, que no desconocidos, territorios del alma.

¿Sabes lo mejor?

Que han ocurrido cosas milagrosas.

Palabra.

Me siento inclinada a compartir con otros seres espirituales que, como yo han escogido vivir una vida humana en este preciso instante de la Tierra, la información que poseo, mis ideas, mis creencias y mis sueños.

Despertar la genialidad es un deber, una obligación vital so pena de pasar por esta vida sin haber cumplido nuestra misión, esa por la cual nacimos a la vida terrena, esa por la cual nos creamos esta identidad humana.

 

Estoy absolutamente convencida de que somos más allá de lo que nos atrevemos a soñar.

Deja de buscar afuera.

Ve adentro.

Dentro de ti están todas las respuestas, las preguntas, las capacidades, los dones, los talentos…

Créetelo.

Nadie, excepto tú, posee la clave para su vida terrena.

Todos somos dioses.

¿No me crees?

Estás en su derecho.

 

 

ü  Te cuento contaré una metáfora.

 

Estaban los dioses del Olimpo dilucidando dónde esconderían los dones en los seres humanos, no fuese que los descubriesen y se diesen cuenta de que ellos también eran dioses.

Pensaron en esconderlos en la cima más alta de la montaña más alta, en el abismo marino más profundo, en el volcán más profundo… Cada idea la fueron desestimando puesto que, alguno de los dioses ante cada popuesta, replicaba: “Ahí, fijo, acabarán por encontrarlo…”

Así estuvieron días y días, con sus noches y sus mañanas, tratando de hallar la solución, tratando de imaginar un lugar dónde esconder los dones a prueba de curiosos humanos.

Viendo que no daban con la solución, el más pequeño de los dioses se atrevió a decir: “Yo tengo la solución.”

Todos le miraron perplejos, atónitos, asombrados…

“¿¡Cómo!?”, exclamaron al unísono.

“Cierto. Yo sé ese lugar dónde jamás se les ocurrirá mirar. Estoy absolutamente seguro de que jamás irán ahí a buscar sus dones.”

¿Dónde, pues es este sitio? Preguntaron los otros dioses.

“Dentro de ellos” Respondió.

 

 

Así fue como escondieron los dones dentro de nosotros. Un lugar interior al que no solemos ir de excursión porque nos han hecho creer que no hay nada. Nada, excepto traumas y recuerdos que más valdría olvidar.

Cierto.

Hemos olvidado que somos dioses, que tenemos capacidades excepcionales. Y, que todos, todos, todos poseemos un alma eterna que nos facilita el paso a la posibilidad ilimitada e infinita que es la naturaleza verdadera de nuestra alma.

Piensa lo que quieras, estás en su derecho. Empero, si algún día decides que estás harto de la rutina y quieres un poco de aliciente, abre la puerta y atrévete a adentrarte en los territorios de tu alma. ¡Te asombrará gratamente lo qué allí encontrarás!

¨Ahora bien, no esperes a la próxima vida para ser feliz, ni para disfrutar de tus talentos. De hacerlo, esa será tu decisión, el uso libre de tu libre albedrío. Reconozco que, para hacer este viaje al universo del alma, se requiere coraje, voluntad, valentía, amor, paciencia, alegría, curiosidad, apertura y un poco de locura. Necesitarás una buena dosis de fe y aceptación puesto que, por regla general, debemos enfrentar eso conocido como la “noche oscura del alma”, que no es sino la vuelta al hogar, al territorio de la psique, del alma o cómo se le quiera llamar.

Para emprender este viaje uno ha de alejarse del mundanal ruido y de las personas de su vida, así como de todas las ideas y presiones sociales que le han esclavizado el sentido y le han hecho vivir hasta la fecha como rehén de la referencia externa -equivale a vivir la vida según los dictados sociales, creencias de la mayoría y modas que imponen los creadores de opinión y los mass media, en definitiva, del CdR: Club del Redil-.

Decídete a volver al alma.

Cuánto antes, mejor.

Mi propuesta de viaje es éste Oráculo del Alma que he creado con la intención de ayudarte a descubrir la maravilla que eres a nivel de alma. Pero, no sólo a descubrirlo, si no también a incorporarlo a tu vida humana y diaria de forma que tengas una herramienta práctica.

Una advertencia: no se logra pasar de cero a cien en pocos segundos.

Todo viaje iniciático requiere esfuerzo, perseverancia, amor, paciencia y persistencia. Junto con la capacidad de reencuadre y la disposición a manejarse con la frustración y el desencanto que, en  muchas ocasiones, tratarán de instalarse en tu ánimo –a veces, se te antojará que ni avanzas ni retrocedes. La sensación de estancamiento es “normal”,  dado que son los tiempos que la psique se toma para asimilar aquello que ha trabajado y elaborado-. Sin esos periodos de “reposo”, no se podría pasar a la fase siguiente y avanzar. Por consiguiente, debes ser perseverante. Recuerda que sin esfuerzo no hay ganancia. Nunca, nunca, tires la toalla. Sólo fracasan aquellos que dejan de intentarlo. Como dice D. Chopra en su libro “Las 7 leyes espirituales del éxito”: “Cuando las cosas no salen según sus planes o como usted esperaba, es que el Universo tiene algo mucho mejor para usted.” A veces, no parece que sea así, pero sólo se necesita un poco de la perspectiva que da el paso del tiempo para apercibirnos de que no existen los fracasos, tan sólo los resultados no deseados, los cuales se convierten en ‘trampolín para lograr lo que nos proponemos’, siempre y cuando usemos la información para re-definir la estrategia y persistir en el intento.

Quien la sigue, la consigue.

Querer es hallar la manera de poder.

 Palabra de hadamadrina.

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jueves, 17 de noviembre de 2022

FEMINISMO DEL BUENO

¿Qué está pasando en el feminismo?

¿Cómo es que la Política anda tan perdida?


¿Se estará gestando un ‘seísmo’ de efectos impensables, no controlables y con efectos irreversibles?

La deriva política no es exclusiva de ningún país, nadie está libre -al menos, eso parece-, de una suerte de conspiración mesiánica inspirada, no se sabe muy bien por quién ni por qué pero si el ‘para qué’, visto el resultado y los efectos de la reingeniería social. Volver a la oscura Edad Media en todos los sentidos parece ser la ‘meta’, eso sí, con la aquiescencia de un gran parte de la sociedad engañada o alienada por la promesa de un ‘mundo mejor, más justo, más respetuoso con la Tierra’. Curiosamente, la gente cada día debe enfrentar mayores dificultades económicas mientras que, la clase dirigente, los ‘amos’, viven mejor tal y como solía ser habitual en la Edad Media. Si el daño se hubiera circunscrito a lo económico, el daño sería fácilmente subsanable o, al menos, eso queremos pensar los más optimistas. El peor de los daños es siempre el espiritual. La destrucción moral unida al hambre, es un arma muy poderosa por cuanto, con la destrucción del amor propio, la gente es fácil de manipular al no ofrecer resistencia. Al menos, no la suficiente para lograr frenar el avance de un totalitarismo envuelto en papel de regalo y con un gran lazo rojo.

Si se quiere lograr la sumisión de una persona se deben sacudir sus cimientos, sus creencias, hacerle creer que, además de estar equivocada, su ‘mapa de la realidad’ no lo ha escogido libremente sino que le ha sido impuesto por una sociedad heteropatriarcal que sólo busca el sometimiento sin rechistar de cualquier individuo, ya sea mujer u hombre. Todo ello es el resultado fruto de muchas y diversas estrategias mantenidas y actualizadas a lo largo del tiempo que actúan en las diversas capas de la sociedad y engloban todos los niveles del ser, tanto como individuo como ser social.

¿Reingeniería social?

En efecto. ‘Alguien’ decidió que el rumbo del mundo debía ser alterado o sesgado. Quizá la sociedad había alcanzado un punto de libertad e independencia que comenzó a molestar a los ‘amos’. De hecho, algo que ha sido constante a lo largo de la historia de la humanidad es que los ‘contestatarios’, los rebeldes, los transgresores… nunca fueron bien vistos y sí perseguidos y castigados. Jesús fue un gran transgresor. Martin Luther King también se atrevió a ser transgresor. La Madre Teresa de Calcuta, Juana de Arco y tantos más conocidos y anónimos se hartaron de ‘encajar’ en un molde que ni habrían fabricado ellos ni lo querían para sí. El ‘molde’ que ofrecen los ‘siervos de los amos’, es incómodo, asfixiante, alienante. No en vano, es un ‘molde’.

El feminismo luchó por la igualdad y la libertad de las mujeres. Las feministas perseguían el objetivo de que toda mujer, sin importar su edad, raza o condición social, fuera considerada igual ante la Ley, que pudiese tener acceso a los mismos puestos de trabajo y cargos que cualquier hombre. Esto es, que la variable ‘sexo’ (ahora lo llaman ‘género’, aunque género sólo lo puedan tener las cosas), no fuera un obstáculo. Después de mucha lucha, lograron su objetivo. Así ha sido en la mayoría de países del mundo excepto en aquellos en los que o bien no hay libertad para nadie o bien las mujeres siguen siendo consideradas como ‘de ínfima categoría’ (caso Irán).

Habíamos alcanzado un punto en el que nadie parecía meterse ya con las mujeres ni osar tratarlas como inferiores ni menospreciarlas porque, ellas, en general parecían haber aprendido a respetarse a sí mismas, liderar su destino vital y vivir acorde a ‘soy lo mejor que me ha pasado’.

La transformación nunca es global, siempre hay quien se queda fuera de la evolución o del progreso. Ni todos los hombres estuvieron dispuestos a renunciar a sus privilegios de macho ni todas las mujeres supieron o se atrevieron a emanciparse del yugo machista. Algunas otras, se hicieron un lío en nombre del ‘amor’.

Con el victimismo nos topamos.

En el amor romántico lo que suele complicar la marcha de la relación son, a saber: las expectativas y las necesidades de cada uno de los integrantes de eso llamado ‘pareja’. Empero, aquello no resuelto que llevamos en el inconsciente (‘la sombra’ según C.G. Jung), es el factor determinante. Cuando se está en proceso de elegir pareja, el gran y la naturaleza de la necesidad que se tenga de tener/estar en pareja, es determinante. Se da el caso tanto de hombres como de mujeres –el sexo no es factor decisivo como no lo es la opción sexual-, que andan ‘desesperados’ por la vida tratando de hallar a su ‘media naranja’ –busca a su otra mitad en otra persona en lugar de buscarla en su inconsciente-, algo que, de por sí, ya es estar invocando al dios de los problemas.

¿Cómo puede ser esto?

Quien busca a ‘su otra mitad’ en otra persona apunta maneras, es candidato a asistir a terapia para ‘reencontrarse consigo mismo’ y recomponer las partes negadas de sí mismo. Tarea, nada fácil y que no se completa en pocas sesiones ni en algunas semanas. Asumir las riendas de la vida propia es una tarea encomiable, un viaje de autoconocimiento sólo apto para valientes, audaces y/o hartos de malvivir su vida y fastidiar su destino.

Quien, por el contrario, no quiere asumir las riendas suele optar por echarle la culpa al otro. Y, ¡voilá!, el victimismo hace acto de presencia en las relaciones. De preferencia, es una estrategia de supervivencia elegida por las mujeres.

¿Por qué?

Puede que ello se deba a que, a pesar de la lucha feminista y los avances en materia de igualdad, el machismo sigue siendo determinante y su influencia casi imposible de eludir. Quizá esa sea la explicación de por qué la mujer maltratada emocionalmente por ella misma (de no hacerlo, no estaría en relación con un hombre que la maltratase, ni con uno que pasase de ella, ni con uno que no le conviniese…), en vez de hacer uso de su capacidad de liderazgo opta por victimizarse. Hay una parte de la sociedad disfuncional que ‘necesita’ de víctimas a las que rescatar, por eso, en lugar de enseñarlas a llevar las riendas de su vida, ponerse la corona y no permitir que nadie las humille o ningunee, se afana en hacerles creer que ‘él’, o sea, el hombre, es el malo y, por ende, el origen de todos sus males. De enseñarlas a ser lo mejor que les ha pasado y liderar su vida emocional, se quedarían sin ‘misión’.

¿Es feminismo el actual feminismo?

¿Es posible que se haya creado un pseudofeminismo con el fin específico de discriminar a las mujeres y convertirlas en ‘mujeres de primera’ y en ‘mujeres de segunda’ en base a sus ‘creencias’?

¿Cuáles pueden ser los síntomas que hacen pensar que hay un feminismo que no pretende englobar ni representar a todas las mujeres?

¿Entra dentro de la lucha ‘feminista’ el que un hombre, al haber decidido ‘ser mujer’, a pesar de seguir siendo hombre físicamente, pueda competir con mujeres que son biológicamente mujeres a diferencia de esas ‘mujeres’ cuando, en verdad, un hombre biológicamente hablando? Capítulo aparte es el que cada uno tenga derecho a ‘sentirse’ del sexo que sea, tener la opción sexual que desee, tener las creencias que quiera tener, profesar la religión que le venga en gana y etcétera. El cómo uno decida pensarse, vivirse, sentirse… es algo indiscutible, entra dentro del amplio espectro del derecho a la libertad, por algo fuimos dotados de libre albedrío en nuestro origen divino. Ahora bien, los derechos conllevan responsabilidades. Algo que, algunos y algunas, parecen ignorar a juzgar por sus actitudes.

Como decía, ¿es misógino, machista o, por el contrario, es feminista aceptar que un hombre, que ha decidido mutar en ‘mujer’ (conceptualmente hablando), compita en deportes en el apartado femenino y no con sus iguales genéricos masculinos?

Igual la solución es abolir la ‘clasificación’ hombres y mujeres en el deporte y que compitan todos contra todos sin diferenciar el sexo ni las características inherentes a la biología. Procedamos como se procede cuando de la inteligencia y la capacitación intelectual se refiere.

Ahora bien, ¿no chocaría eso con el ‘dogma’ del nuevo feminismo según el cual, el hombres es malo por el hecho de serlo? Si ellos son tan malos y deben ser marginados, ¿cómo van las mujeres a competir con hombres en el deporte? Y, sobre todo, si la biología no es lo que nos convierte en hombres o en mujeres, ¿cómo puede ser que un hombre biológico sea malo por el hecho de sus hormonas? ¿Seguiría siendo, pongamos por caso, psicópata o violador aunque decidiese ‘trans’ y pasar a ser ‘mujer’?

Por mi parte, opino que la bondad o la maldad no es patrimonio de un sexo sino que lo es de la psique. La bondad o la maldad trascienden la biología, el origen social, la cualificación intelectual, el éxito o el fracaso profesional… Se da el caso de personas con una infancia dura que, en lugar de convertirse en maltratadores, y ‘devolver’ el año que a ellos les hicieron, se convierten en la mejor versión de sí mismos y dedican su vida a ayudar a otros a salir de las situaciones disfuncionales, usan el ‘mal que les hicieron’ como acicate para contribuir a que el mundo mejore.

No sólo es complicado ser hombre en una sociedad ‘hembrista’, también lo es ser mujer siempre y cuando no se comulguen con las ruedas de molino y se pretenda vivir al margen de las consignas de las auto denominadas nuevas feministas que, además de creer haber inventado el feminismo, se arrogan el patrimonio de la verdad y la superioridad típica de los regímenes totalitaristas que tantas vidas ha costado combatir.

¿Cómo hemos llegado a este punto en el que, unas mujeres, se sientan superiores a otras en base a ciertas ‘creencias’, estilo de vida, actitudes vitales?

¿No habíamos quedado en que, el feminismo, nació con el objetivo de lograr la igualdad para todas las mujeres y para equipararlas a los hombres en todas las esferas de la vida? 

Sí eso era así, ¿cómo puede ser que sean mujeres las que les hagan a otras mujeres lo que ellas critican y dicen combatir? Esas que tanto criticaron y critican a misóginos y tachan de machistas a cualquier hombre que ose llevarles la contraria, desprecian, ningunean y sacuden con el ostracismo a toda mujer que no sea de su ‘cuerda’: me refiero a la que opta por ser heterosexual, madre, formar familia, tener vida espiritual, ser cristiana, no tragar el cuento del ‘cambio climático’, no odiar a los hombres, no ser pro abortista…

Menuda incongruencia.

La igualdad debe basarse en la libertad de elección de todos y cada uno de los elementos propios del ser humano en la esfera que sea.

Si una mujer, en el mundo ‘libre’, puede casarse con quien le da la gana ya sea hombre mujer o incluso consigo misma, si puede comprar una casa, si puede ser directiva, ama de casa, madre, vivir sola, si puede votar y tener sus propias ideas políticas, si puede profesar la religión que quiera u optar por ser atea… ¿Cómo vienen ahora unas mujeres y pretenden decirles a ‘las mujeres’ cómo tienen que vivir, ser, con quién se pueden o no acostar, cómo pueden o no pensar?

Asimismo, tampoco es admisible que haya que odiar sí o sí a un hombre.

Ni todos los hombres son malos ni todas las mujeres son buenas.

Dentro de un tiempo, si no se ha corregido rumbo, puede que haya, no sólo hombres con problemas psicológicos (depresión…), sino también mujeres con altos niveles de insatisfacción vital al haber permitido que sea ‘un grupo de mujeres’ –las cuales, nunca tendrán las consecuencias del ‘estilo de vida’ que ellas imponen a otras mujeres-, quienes que les digan, condicionen o impongan cómo ser, cómo vivir su vida, qué ideas tener sobre sexualidad, familia…

Ahora sí, vamos por muy mal camino.

Las mujeres sensatas, con una psique despejada, libre de fanatismos y con un punto de madurez emocional suficiente como para asumir el reto de llevar las riendas de la vida propia y ser artífices de su amor propio (autoestima), deben liderar un movimiento que nos devuelva la sensatez y promueva la libertad y el respeto de y entre nosotras y de nosotras para con los hombres. Más allá del sexo está la persona. Una cosa es identificarse con el sexo (género, como le llaman ahora), y otra bien diferente es que esa identificación se distorsione y alcance rango de sociopatía. Toda identificación patológica sólo crea problemas, desune y acaba siendo el germen de guerras y esclavitud.

Yo, personalmente, siempre fui una feminista-personista. Creo en la verdadera igualdad del ser humano, esa que está basada en la libertad y en la responsabilidad. He combatido la demagogia, el proselitismo, el estupidismo, la victimización y la estulticia. Soy pro la dignidad del ser humano. Puedo discrepar pero nunca dejar de respetar. Cada cual es libre de llevar su vida como mejor sepa o quiera. Por eso, no le tolero a ninguna hembrista (así las bauticé hace años en ‘La maldición de Eva’, Planeta 2006), que me imponga sus ‘mandamientos sectaristas’, que se empeñe en que odie a los hombres o les haga lo que muchos (no todos), les hicieron a las mujeres (algunas se rebelaron contra ello, siempre las hubo valientes, díscolas…). Conmigo no cuenten para crear desigualdad. Las mujeres que odian a los hombres y tienen ‘superioritis aguditis de género’, en vez de seguir esparciendo su odio y combatiendo sus demonios interiores tratando de imponer a los demás su ‘estrategia de supervivencia’, harían bien en acudir al psicoanalista y trabajarse la ‘sombra’ (C.G. Jung).

Una mujer que odia a los hombres tiene un serio problema con su ‘ánimus’ (C.G.Jung), además de la frustración no resuelta con su propia feminidad.

Techo de cristal. Como buena transgresora que soy, diré que nunca creí en el ‘TC’. En mi opinión, es una coartada que se inventaron las mediocres para disimular su mediocridad y su falta de voluntad para luchar por sus metas. A mis 29 años ya tenía un cargo directivo logrado por méritos propios. Nunca me rebajé, ni usé ‘armas de mujer’. Tengo que confesar que hallé más oposición entre mujeres incompetentes que entre hombre incompetentes (que también los hay y, en mi caso, alguno dio la tabarra, un poco…). Las metas son posibles de alcanzar cuando se cree en una misma y se está dispuesta a hacer lo que se tenga que hacer (trabajar, luchar, mejorar, modificar, persistir, estudiar…), con tal de alcanzar el objetivo marcado.

Las mujeres seguras de sí mismas (las bauticé como ‘reinas con la corona bien puesta’ en mi libro LA REINA QUE DIO CALABAZAS AL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA, RBA 2004), apoyan a las mujeres, no compite con ellas ni contra ellas con malas artes, no las desprecian sino que las apoyan.  Las ‘reinas’ no odian a los hombres pues no se sienten inferiores a ellos ni los usan como cubo de sus basuras y frustraciones existenciales al asumir la responsabilidad de sus destinos. Las reinas practican la filosofía eleanoriana del ‘nadie me hace nada que yo no le consienta’.

Ser transgresora, atreverse a tener opinión propia, llevar la contraria a las hembristas y a los machistas, apoyar a las mujeres y a los hombres o al menos darles respeto y no imponerles su criterio sino fomentar la libertad y la independencia de criterio, es ser una buena feminista, una reina con la corona bien puesta.

La verdadera igualdad empieza en una misma.

‘Las perdedoras siempre tienen una excusa, las Ganadoras siempre tienen un plan’.

‘Las reinas no tienen necesidad de rebajar o igualar a nadie hacia abajo para sentirse bien ni para quedar por encima’.

‘Las reinas nunca se quitan la corona para parecer menos altas que un caballero de armadura oxidada o que una damisela de diadema floja’.

“Las reinas no entran en el juego de las damiselas de diadema floja, esto es, no les permiten que les digan lo que tienen que hacer, qué tienen que pensar, cómo tienen que vivir sus vidas, con quién pueden o no estar…”

Una reina, jamás de los jamases, le permite a una damisela de aflojada diadema ni a un caballerete de oxidada armadura que la ningunee, inferiorice o la manipule.

Una reina es una buena feminista, transgresora, libre pensadora, valiente, amorosa, empática, asertiva…

Una reina es un alma que tiene muy claro que no es el cuerpo que habita sino un alma viviendo una experiencia humana enfundada en uno de los dos trajes terrícolas que hay disponibles para vivir la aventura humana.

Un mundo de igualdad asertiva, humana y espiritual es posible.

Yo pongo mi granito de magia. Y, ¿tú?

© Rosetta Forner 17 Noviembre 2022

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