miércoles, 14 de noviembre de 2018

LOS HOMBRES TAMBIÉN LLORAN



LLORAR TAMBIÉN ES COSA DE HOMBRES
© Rosetta Forner

Las mujeres no son las únicas que sufren, ellos también lloran. Existe mucha damisela con la diadema muy floja, la cual puede amargarle la vida a un hombre (mientras él lo consienta, claro está) e incluso hacerle creer que siempre será un ‘sapoquenosabeamar’, sé cómo se gesta –acorde a mi vivencia como ser humano y ‘hadamadrina’ (coach personal y del alma)- el desastre emocional en un hombre, esto es, el como éste se acompleja y opta por traicionar su integridad (al igual que hacen las mujeres), en pro de conseguir que le amen, ser aceptado y reconocerse en sus semejantes (igual que les pasa a las mujeres), para hallar paz en su corazón y amor en su vida.

Tanto hombres y mujeres, se pierden, pasan por crisis vitales, ansían ser amados, necesitan el reconocimiento y el apoyo de sus semejantes. Les diferencia el género, pero no el ‘alma’ ni sus necesidades emocionales y existenciales.
No todos los hombres son sapos, al igual que no todas las mujeres son damiselas.

Algunos han sufrido mucho debido a una culpabilidad o ‘pecado original’ que nunca existió. Con toda seguridad, unas mujeres de rancio corazón y rencoroso sentimiento, debieron de inventar, en algún momento de la historia, ésta suerte de ‘venganza de la damisela’. Ahora bien, no beneficia a ninguna de las partes: mientras ellas siguen instaladas en su torre de marfil, que las aísla hasta de sí mismas y las mantiene ‘dormidas y aleladas’, ellos se pasan la vida penando y tratando de expiar sus supuestas culpas al tiempo que rondan la torre y permiten que las damiselas les arrojen chuzos de punta desde la atalaya del desaire y de la venganza herida.

La convivencia con otro ser humano no es fácil, y más si tenemos en cuenta que en los últimos tiempos, nos hemos educado en una sociedad egoistona, que ha abjurado de los valores del alma y los ha sustituido por los ‘comerciales y los buenismos’. Ahora se finge tolerancia, pero muchos no aguantan ni a su propia sombra. Muchas mujeres se odian a sí mismas, aunque ellas nunca lo confesarían y antes me echarían a la hoguera que lo aceptarían. También hay mucho hombre que se siente muy solo y tiene la autoestima por los suelos y la valoración o sentido de la valía sí mismo perdida en no se sabe qué recodo de su camino vital. La gente se lleve tan mal entre ella y que en vez de enamorarse se aferren unos a otros como hambrientos mendigos a los que alguien se dignase echar un mendrugo de pan. De hecho, hay quien lleva media vida sin haber comido, emocionalmente hablando, por lo que su corazón ha pasado y pasa tanta hambre que es capaz de confundir a una ameba con una mujer reina. Y, no exagero, pues el hambre juega muy malas pasadas.

Somos hijos de una sociedad que ha degenerado, y actualmente está asustada en vez de encantada. Las personas somos más importantes que el dinero o las posesiones materiales. No deberíamos hablar de ‘los hombres’, sino aislar a los buenos de los malos, igual que aíslo yo a las reinas de las damiselas, porque ni todas las mujeres son iguales ni falta que hace. Yo conozco a muchos hombres buenos. Por eso sigo insistiendo en que una cosa es conocer a alguien que merezca la pena y otra muy diferente enamorarse. Cuando ello no sucede en una o en ninguna de las dos direcciones, ninguno de los implicados es un sapo o una damisela, simplemente no se dio esa magia.

No nos confundamos, que un hombre no se enamore de una mujer, no le convierte en sapo. Por el contrario, irónicamente, sí que hay mucho sapo que se ‘enamora’ de mujeres que, al no darse cuenta de su verdadera naturaleza, le toman por ‘su príncipe azul’. Eso sí, los morros se les quedan hinchados cual sapo inflado al besar a tanto ídem.

Los hombres fuera de serie existen, algunos hombres sí saben amar, palabra de hadamadrina.



Cómo superar el complejo de Príncipe Azul en ocho pasos y medio.

Paso nº1 Aprende a creer en ti y a valorarte: Mientras no te valores, no dejarás de besuquear damiselas que jamás serán reinas. Por consiguiente, valórate y no se te volverán a hinchar nunca más los morros.

Paso nº2  Averigua cómo te gusta que te amen. Tenemos con los demás la relación que tenemos con nosotros mismos. Por consiguiente, el cómo te relacionas con los demás o el tipo de relaciones que tienes refleja el cómo te amas y el cómo te odias.

Paso nº3 Se acabó consentir: ‘NO al azulear’, ‘SI a la dignidad masculina’. Nadie te hace nada que tú no consientas. Por consiguiente, de ahora en adelante, sólo debes permitir que te traten bien y te amen como a ti te gusta que te amen.

Paso nº4 Asume que ‘Amar’ y ‘Rescatar’ no son sinónimos: Sólo tú, y nadie más que tú, estás al mando de tu bienestar emocional. Hacerte feliz y ‘Ser feliz’ es personal e intransferible pues ningún adulto es responsable de la felicidad de otro adulto. Todos sin distinción, poseemos la capacidad de expresar nuestras emociones, cada uno según su propio estilo.

Paso nº5 Haz añicos el techo de cristal emocional. No todas las lágrimas son el latido de la alegría que da vida a un corazón –cuya contrapartida es la risa genuina que brota de un alma sin trampa ni cartón-, algunas son interesadas y tramposas. Dado que sólo un alma sincera almacena sensibilidad, es primordial que aprendas aprender a diferenciar entre ‘sensibilidad y sensiblería’.

Paso nº6  ¡Adiós culpa, adiós!  La mujer que practica el ‘acuseiner y el quejeiner’ no es reina sino damisela de diadema floja, y le amargará la vida a todo hombre que se relacione con ella, además de amargársela a sí misma. Por consiguiente, te usará como cubo de sus miserias emocionales y como diana de sus frustraciones. Si no quieres acabar en el cubo de la basura, ya sabes, la primera acusación tómatela en serio y pon límites.

Paso nº7  Amante si, malquerido no. Si concilias los opuestos en ti, te convertirás en un ser humano completo y equilibrado, y nunca más serás un ‘malquerido’. Puesto que sólo las personas ‘completadas’ desconocen la inferioridad emocional y la incapacidad emocional. 

Paso nº8 Con tu padre te reconciliarás y así desteñirte definitivamente podrás.  Independientemente de los ‘matices’ –éstos son los ‘defectos’, es decir, aquellos aspectos que no te gustan, no comprendes, o con los que no estás de acuerdo -, que tus progenitores exhiban, si quieres fluir en tu vida y aprender a amar de verdad, la interiorización (arquetipos) de tus padres deberás sanear, re-estructurar y depurar. Sin, por supuesto, olvidar, conciliar los opuestos en ti. Ésta, y sólo ésta, es la auténtica iniciación a la madurez existencial.


Paso ‘8 y ½’ Método hadado para no volver a ser el último sapo que alguien besó.
-         Le llegó el turno a las preguntas y a la introspección. Ponte las alas, cuando la vida te dé calabazas
-         Recuerda que eres lo mejor que te ha pasado.
-         Ejercicios “Ponte las alas  y cómprate un despertador”:
-         1-Para tratar los miedos y curar las heridas emocionales
-         2- Para aprender a facilitarte la vida.
-         3- ‘Espejo espejito’
-         4- Prueba un mes a considerarte el MEJOR con todas las letras.



FUENTE:
EL PRÍNCIPE AZUL QUE DIO CALABAZAS A LA PRINCESA QUE CREIA EN LOS CUENTOS DE HADAS © Rosetta Forner http://planetadelibros.com/l-87733

ROSETTA FORNER
Hadamadrina excepcional. Creadora de LA VIDA EN ROSETTA (escuela de emociones) y del anticoaching&ánimacoaching ®

jueves, 8 de noviembre de 2018

MIÉNTEME, QUE TE PILLARÉ.



Soy especialista en PNL (Programación Neuro Lingüística) desde hace unos casi 30 años -anteriormente he sido publicista-. Me encanta ver cómo miente la gente tanto en la televisión, como en la vida cotidiana. Algunos no lo hacen por maldad, simplemente es su manera de manejarse con la vida: enmascaran su auténtica personalidad, su verdadero sentir. 

¿Por qué se miente? 
Por falta de autoestima, o insuficiente valoración y validación de sí mismos. Cuando alguien no se aprecia a sí mismo, se finge, se oculta, se colorea, y hace lo propio con los demás. 

El instinto tan activo cuando somos pequeños, queda silenciado cuando nos hemos acostumbrado a ‘quedar bien’ o ‘no quedar mal’ con el CdR (Club del redil, o sociedad). Toda vez que nos importa eso, más que quedar bien con nosotros mismos, mentimos de varias maneras. 

¿Cómo detectar mentiras? 
Ante todo, debemos re-aprender a confiar en los instintos primigenios, esto es, si ‘algo te huele mal’, ‘no te cuadra’ o ‘no te convence’, en lugar de rechaza ‘tu percepción’, mejor pregúntate: 
“¿Cómo es que hay ‘algo’ que no me cuadra? 
¿Qué puede ser?”  

A todos nos crece la nariz cuando mentimos, es decir, aflora gran cantidad de sangre ahí, por eso, la persona que miente se rasca la nariz, o zonas de alrededor: los ojos. 
Cuando lo que acabamos de decir no lo queremos ver o incomoda, nos rascamos los ojos. 
Nos rascamos las orejas, o nos tapamos la boca aunque sea ligeramente con un dedo. 
También nos pasamos la mano por el pelo. 
Si la persona cuando nos habla, no nos mira de frente, y en cambio, dirige sus ojos arriba como buscando, es porque está buscando ‘imaginación para crear una historia’. 
Quien no tiene nada que esconder, mira de frente. 
Carraspeos en el discurso indican que el inconsciente pone ‘avisos de mentira’. 
Algo no cuadra en lo que la persona dice ya sea por omisión, ocultación, coloreación o tergiversación, por eso los carraspeos, toses y ‘alteraciones’ en el lenguaje tonal. 

La ‘voz’ representa el 38% en la comunicación. El 55% del mensaje lo comunicamos con el lenguaje corporal y facial, y sólo un 7% es comunicado con las palabras. 

Dado que comunicamos la verdad con el inconsciente, hay que prestar atención a qué palabras escoge la persona, cómo las ordena en la conversación, y sobre todo a su gesticulación y a la voz. 

¿Cómo comunicamos lo que decimos? 

Alguien que cuando está de pie, o sentado, no muestra las dos manos, o bien esconde algo o se esconde porque no se siente seguro (ver videos de algunos coaches, presentadores, o comunicadores). 
La ‘inseguridad’ la mostramos escondiendo las manos (dentro del bolsillo, debajo de una de las piernas –cuando se tienen cruzadas-, agarrándonos un brazo con la mano contraria: él inconsciente habla de ‘frenos’ (no queremos que se vea algo). 
Cuando para responder a una pregunta, alguien se toma mucho tiempo, está inventando la respuesta con toda probabilidad, aunque puede que sea que esté reflecionando... Pero, ¿cómo es que se toma tanto tiempo?
La espontaneidad es sinónimo de verdad. La frescura se ve en los niños, ellos son buenos ejemplos para aprender a detectar mentiras y verdades. 

Obviamente, hay mentirosos cuidadosos que saben que no deben ‘rascarse’ ni esconder las manos. No obstante, el inconsciente siempre nos delata: dilatación de las pupilas, caída de ciertos músculos que rodean la boca, o una mirada o actitud desafiante apuntan a un mentiroso. 

Tenemos dos brazos y dos piernas, por lo que hay que buscar simetría en el movimiento y en la postura. Por consiguiente, la ausencia de ésta, indica ‘discrepancia’ bien sea por mentira o por media verdad o media mentira. 

Cuando alguien se enfada a la primera réplica de su interlocutor, hay que tomar nota porque ello apunta a que ha ‘algo’ que no encaja, que no es totalmente verdad. 

La voz nos ayuda a diferenciar. Una voz estable, rítmica, sin elevaciones bruscas en su modulación, velocidad, entonación, ni ‘atascos’ es la voz de la verdad. Lo contrario indica ‘que algo no cuadra’. 

Si alguien está hablando con las manos por debajo de la mesa, metidos es el bolsillo, jugueteando con un boli…, es indicación de ‘mentira’ o ‘coloreación’.  

Obviamente, hay un truco para mentir sin ser descubiertos, y es ‘implantar’ el discurso en nuestra mente pues ésta no distingue la realidad de la fantasía externa, es decir, la mente se cree aquello que le damos (por eso es posible ‘cambiar creencias’ y reelaborar vivencias, de ahí que podamos superar traumas, y sanar mente-alma-cuerpo). Por lo tanto, para poder interpretar bien un papel hay que visualizar la ‘idea’, escucharla y sentirla. Si bien, el inconsciente siempre ‘delata’ las debilidades en el sistema: lo que uno no se cree, o en lo que no cree firmemente, lo ‘cantará’ de alguna manera. Hete aquí por qué, a los mentirosos profesionales, es tan difícil detectarlos. Sólo alguien que confía plenamente en sus instintos, se apercibirá, al resto se le pasará por alto lo que a un niño no se le pasaría. 

Sacar la lengua cuando se habla, puede indicar ‘indecisión’, un poco de ‘burla’ o una falsa coquetería que busca distraer el interlocutor. 

Es bueno tomar nota, aunque sea mentalmente, de los ‘detalles’ o ‘elementos’ discordantes o chirriantes en el discurso de nuestro interlocutor. Y, plantearnos: ‘¿Qué es lo que no me cuadra y por qué no me cuadra?” 

Las mentiras suelen tener las patas cortas. Si estamos dispuestos a cuidar de nosotros mismos, pillaremos las mentiras al vuelo. 

Cuando no nos mentimos a nosotras mismos, no toleramos que la gente nos mienta… 

Ya seas hombre o mujer, debes saber lo que has de observar en tu interlocutor. 

De ahora en adelante, ya puedes decir: “¡Miénteme que te pillaré!”.

© Rosetta Forner


Para saber más del tema:
Libro ‘QUE NO TE LA DEN CON QUESO’ (Zenith): http://planetadelibros.com/l-48968
VIDEOS EN ‘LA VIDA EN ROSETTA:
DETECTAR MENTIRAS 1 http://youtu.be/3keuJMnUw20; DETECTAR MENTIRAS 2 http://youtu.be/gZnV1CYf4aA ;DETECTAR MENTIRAS 3 http://youtu.be/eoTcRWTmwAE

© ROSETTA FORNER
Más que coach, Hadamadrina.
Escritora excepcional y singular.
Creadora de LA VIDA EN ROSETTA (escuela de emociones) y de Anticoaching&ánimacoaching ®