Las ‘Posiciones
Perceptuales’ (PP), en PNL (Programación Neuro Lingüística), sirven para evaluar y observar eso, llamado,
realidad desde varias posiciones, a saber; Primera (yo), Segunda (tú), y
Tercera (Observador). A veces, añadimos una Cuarta (nosotros). La segunda PP
(tú) -‘si yo fuera la otra persona’, permite ‘vivenciar algo desde los zapatos
del otro’-, la he usado para ‘plantearme si yo fuera el Covid-19”, ¿qué
pensaría? ¿Cómo me sentiría? ¿Qué misión tendría? ¿Para qué y por qué
existiría? Vamos allá. “Hola, soy el Covid-19. Ya sé que os he
arruinado la vida, he enfermado vuestros cuerpos, os he encerrado en casa y
obligado a echar el cerrojo a vuestros negocios, os he obligado a quedaros en
silencio y en soledad. Ahora bien, ¿y si fuera vuestra oportunidad en lugar de
vuestro problema? Hasta que llegué a vuestras vidas, ¿cuáles eran vuestras
preocupaciones? ¿Teníais claro vuestra escala de valores? ¿Os importaba más el
dinero, la fama, el poder o el aparentar que la salud, la familia, el cariño?
¿Teníais tiempo para vuestros padres, abuelos, hijos, amigos, pareja o para vosotros
mismos? Os he observado detenidamente, y tengo que deciros que sólo soy una
‘oportunidad’. Sí, así es. He puesto de manifiesto el cómo os conducíais en
vuestras vidas, el tipo de valores en base al cual vivíais. Hasta llegar yo, no
era tan evidente, o se ignoraba, o no se quería saber, que había tantos mayores
en las residencias, bastante olvidados. La vida había perdido su sentido. El
ser mayor era un ‘anti-must’, vamos, nada de lo que presumir. Con mi parición,
muchos han descubierto que, el amor, no tiene edad, que no se ama menos a
alguien por ser viejo, que la edad no le quita valía a la persona. Habréis oído
contar historias de personas sanadas de cáncer o de sida. Muchos de ellos,
están convencidos de que ‘eso’ fue lo mejor que les pasó’ porque así
aprendieron a amar la vida, y a vivir realmente. Antes de la enfermedad,
estaban muertos, eran zombis psicológicos. No me odiéis. Aunque no os culpo, es
muy comprensible. El ser humano acostumbra a buscar un chivo expiatorio en
lugar de analizar cómo habrá contribuido a los resultados no deseados en su
vida (responsabilidad). Asimismo, he
pasado por el scaner a vuestros dirigentes, viéndose claramente las
competencias o su ausencia, la calidad humana o su falta, la inteligencia y
generosidad o su inexistencia. Os he desnudado el alma. Ahora os toca a
vosotros revisar vuestra vida y decidir si queréis echarme la culpa o usarme
como palanca de (gran) cambio. El miedo diezma el sistema inmune, mientras que
el amor lo sana. Deberíais amaros más, acompañaros más en este viaje de la
vida, que es tan hermoso. Las cosas no siempre son lo que parecen.”
(c) LA RAZÓN
ARTÍCULO PUBLICADO 22 ABRIL 2020
COLUMNA LA VIDA EN ROSETTA
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