miércoles, 16 de enero de 2019

SOÑANDO CON EL ALMA GEMELA...


“Voy navegando mares inciertos recordando vagamente un sueño. Asomarme no me atrevo a la gruta de mi deseo por si al hacerlo rompo la magia del sueño. Hace tanto que la sueño, tanto, que quizás no pueda hallarla nunca, ni conseguir que ella me mire a los ojos. Tal vez, en este viaje vital, no me esté permitido el encontrarla y hablarle de lo mucho que mi corazón la busca para arroparla con su deseo. He visto su rostro entre las nieblas del amanecer tejido con las fibras enamoradas, pero cuando guardarlo quise en mi memoria, el tiempo se detuvo para mostrar la vanidad de mi desconcierto. ¡La echo tanto de menos! Por ello, a veces, me cuestiono si será cierto que existe un alma cercana a la mía que sea capaz de borrar de la ausencia y la frialdad de este navegar sin luna.
Tantas veces la soñé, ¡tantas!, que he acabado por renunciar a la posibilidad de que un amanecer su alma asome a mi vida y la llene de dulzura y de certeza. Quizás sea un ser tan especial que nunca vaya a fijarse en mí. Quizás pase por mi lado y no desee hablarme ni tan siquiera una sola vez. Quizás nunca alguien con tanta luz de vaya a enamorarse. Seguiré navegando mi destino soñando que tal vez un día el verso se haga palabra y se pose en sus labios para que me sea sentida. Si ello sucede, mi alma se colmará de dicha, cesará el viento para envolver nuestros destinos, y la luna tomará de la mano al mar para hacer un lecho en el que posar nuestro encuentro. Las rocas que amurallan el silencio del destino, abrirán su secreto para disfrutar de la brisa de tu alma y hacer luz en tu cuerpo.
Navegaré tu piel eterna buscando donde existe la llave de tu risa, y así podré oírla eternamente sin cansarme jamás de su música que alegre eleva mi corazón en la noche de la ausencia. Eso es lo único que recuerdo de ti, lo que ha perdurado en mi vida tras vida. ¡Sí!, el eco de esa risa genuina que elevaba mis días y los teñía de alegría y de risueño batir de alas. ¿Dónde estás ahora? ¿Qué barcos navegarán tu mar? Quiero escuchar tu risa evocadora de promesas, quiero enredarme en ella, dejándome vivir en su abrazo. No hay nada en este mundo que a ella equipararse pueda. Tu risa fue el motor de mi barco, y el viento que sopló las velas haciéndome surcar mares de dulzura. Quiero volver a la tierra prometida, quiero regresar a tu risa. Confío en que la providencia me guíe hasta esa tu costa. Quizás la luz de tus ojos alumbrar quiera mi alma y darme la bendición de tu risa.
¿Podré reconocerte entre la multitud sólo con oír tu voz y tu risa? ¿Será, tal vez, su solo sonido el que me permita hallarte en esta vida? Mi mundo está lleno de silencios que quieren robar tu sonido, amurallan mi vacío y quieren abrirse al paso de tu radiante rosa lunar. Recuerdo también la dulzura de una piel angelical que aleteaba el contorno de mis manos, era un tacto alado que no he vuelto a encontrar nunca más... Quizás recuerdo la eternidad hecha palabra en un cuerpo, quizás sea sólo la ternura que deja en mis dedos la impronta de un sueño. Quizás sólo sea mi deseo de hallarte el que me hace pensar que un día veré tu rostro asomar a mi vida.
Me pregunto qué plan de navegación habremos previsto, si es que hay alguno. No me eches en cara que al dudar de nuestro encuentro hice otros planes y no le hice sitio a la sorpresa del destino. Espero que comprendas mi dejadez humana y me aceptes en este desierto en el que he tejido tu ausencia y la añoranza de tu promesa. Sólo te pido que me des tu luz, si ello así lo consideras conveniente, pues sigo creyendo que eres una estrella de sueño inalcanzable. Déjame que te mire en el sueño y bendíceme con el regalo de tu risa. A veces, pienso que no soy digno de ti, de un ser tan especial como eres, ya que en la evocación del recuerdo, y en el palpitar del sueño, te me apareces como una suerte de ángel cuya luz es única e irrepetible. Muchas veces he creído oír el eco de tu nombre que un hado mágico haya susurrado insistentemente a mi oído. Busco sus sílabas para escribirlas en la memoria, y sólo acierto a coger alguna que otra letra suelta.
Me pregunto a mí mismo: ¿dónde estarás?, ¿qué andarás haciendo ahora? Se me escapa el perfil de tu rostro amado, creyendo a veces verlo como una estrella fugaz que se riese en mi ventana al atardecer del sentido. Este desconfiar de la posibilidad del encuentro me hizo anclar mi barco en tierras que un día creí eran la única opción para mi. No me juzgues por ello. Sólo te pido que lo respetes y que me ayudes en mi naufragio de ancla a la deriva. No he creído en mis sueños, es cierto, pero... ¿cómo puedo creer en ellos si no consigo abrazar tu presencia durante el día? Sólo la noche, con su perfume, me devuelve la posibilidad de tu recuerdo. Quizás te amé en otras vidas, y ello no me es permitido en ésta, quizás... Han pasado muchas lunas y miro al cielo cada noche preguntándome a mismo en qué estrella habrás hecho nido.
Recuerdo retazos de sueños en los que te veo brillar, y esa risa tuya se repite como un código estelar de reconocimiento. Ella estalla en mi corazón como una suave brisa que me fuese diciendo que existes en este plano y que ya está cercano el encuentro. Pero..., ¿cómo podré recibirte? que no podré darte todo lo que te mereces, aunque te daré todo lo que esté en mi mano. Eres mi sueño más adorado, eres mi tesoro eterno. Me enamoré de tu luz hace ya mucho tiempo, tanto que su inicio se confunde con la creación de todos los tiempos. Lo que por ti siento, aun desconociendo tu actual rostro, es tan raro en su sentimiento que nadie ha conseguido equiparar su intensidad ni su rara cualidad. No existe la felicidad sin ti, porque tú eres su creadora. Sin ti mi mar está vacío de toda magia, y el agua no navega ni mueve mi barco vital.
El recuerdo de un sueño prometido en otra existencia me mantiene a flote, y soy capaz de amarte en el silencio el resto de mi vida. A nadie puedo contarle lo que eres para mí, porque se escandalizarían al saber que estoy enamorado de una estrella de inalcanzable destello y de angelical piel en su manifiesto.
¿Dónde estás, dónde? Aunque sólo sea en sueños, ven a mi puerto y navega conmigo hasta que la brisa del mar se haga silencio en tu pelo para que así sólo oírse pueda la magia de tu risa en el eco de mi recuerdo.”



https://www.casadellibro.com/libro-la-reina-de-las-hadas-6-ed-las-ensenanzas-de-titannia/9788496079106/868322

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