martes, 13 de diciembre de 2016

¿TE EMPOBRECES O TE ENRIQUECES?


¿TE EMPOBRECES O TE ENRIQUECES?

Hablemos del ‘money, money’.Dado que no soy economista de carrera, no sólo te contaré cosas que un economista no te contaría, si no que te las contaré de manera que te sean útiles y prácticas. Fórmulas sencillas, aplicables fácilmente a tu vida cotidiana. Sinceramente, yo no te hablaré de cómo hacerte rico en Bolsa, o de Planes o Fondos de Pensiones, o de cómo adelantar tu jubilación. Simplemente te contaré el secreto para que nunca más te falte de nada en tu vida terrena. La prosperidad reside en el alma. La libertad financiera empieza en tu interior, y continúa en el exterior en cómo uno maneja sus activos.
Basta con crear equilibrio interior entre tu yo terreno y finito y tu yo eterno e infinito. Lo material y lo espiritual son expresiones de una misma energía, de una misma voz, la del alma. Por eso, es tan importante amarse, respetarse y vivir la vida acorde a los valores interiores. No existe felicidad sin valores. La prosperidad es algo que comienza a nivel de alma. En este mundo capitalista y engañista nos han contado multitud de cuentos. Se nos insiste en que alcancemos el éxito, el triunfo, la riqueza material. Por suerte, algunos ya se van dando cuenta de que sin valores, el ser humano está perdido, vacío su interior no hay dinero que le llene ni de sentido a sus días. Puede irse de compras, sacarle humo a la tarjeta de crédito, pero seguirá con ese vacío interior cuando llegue a casa y se le pase el ‘efecto shopping’.

“When things go tough, the tough go shopping”

Éste lema lo acuñaron los americanos, y viene a ser algo así como “cuando las cosas van mal, vete de compras”.
¿Quién no se ha ido de rebajas alguna vez, y ha vuelto a casa más contenta que unas pascuas?
Apuesto a que muchas mujeres, y seguro que más hombres de los que imaginamos han procedido así. Asimismo, habrán comprobado cuan rápidamente se han esfumado los efectos ‘champagne’ de la terapia de compras, dando incluso paso a una mayor sensación de vacío de la que había antes de irse de compras, ya que en el caso de algunas personas puede que se hayan gastado un dinero que les haría falta para cosas más necesarias y prácticas.
Se nos insiste en que somos lo que compramos, que cuánto más caras sean las cosas que adquirimos más valiosos somos, mayor es el sentido de nuestra vida. Dinero, y más dinero. Demasiado dinero y poco amor. A veces, nada de amor a uno mismo. Y mucho menos por el prójimo. Las vicisitudes de la vida lo son menos si hay amor, pero son igual de malas si sólo hay dinero y nada más que dinero.
El dinero paga cosas, pero no da la felicidad.
El dinero compra una casa pero no da un hogar.
El dinero paga sexo pero no crea amor.
El dinero paga compañía física pero no da amistad.
El dinero compra siervos pero no da respeto.
Amor y miedo son las dos caras de una misma moneda. Hay mucha gente que se humilla ante otros por ser estos poderosos: poseen dinero, muchos billetitos de colores, mucho poder material. Admiran a esos que han logrado mucho dinero, amasar fortunas materiales no importa si engañando a otros, sobornándoles, robándoles o si fue en base a méritos propios, les reverencian por igual. El dinero no es indecente ni malo, lo es el cómo lo gana la gente y el cómo lo gasta. Hay quien no roba a otros pero si se roba tranquilidad o tiempo de vida.

Cuenta una historia que a un hombre que había dedicado toda su vida a amasar una fortuna en oro le visitó inesperadamente el Ángel de la Muerte. Dado que éste era muy buen negociador, le propuso al ángel darle un tercio de su fortuna a cambio de un tiempo más en la Tierra. El ángel no aceptó. Al ser muy buen negociador, el hombre de negocios le propuso darle la mitad de su fortuna a cambio de una semana más, sólo una semana más. El ángel tampoco aceptó. Desesperado le ofreció toda su fortuna en oro a cambio tan sólo de un par de días más. El ángel tampoco aceptó esta vez. En vista de que no le quedaba más fortuna que ofrecer el ángel, el hombre le rogó que le diera al menos unas horas para poder escribir una carta y despedirse de su familia. Ésta vez, el ángel si accedió su petición. El hombre le contó a su familia lo que le había ocurrido, y les rogó que viviesen sus vidas, que compartiesen sus días con aquellos a los que amaban, que disfrutasen de su vida, que no malgastasen sus días en amasar una fortuna material porque esta no les serviría para comprar tiempo de vida ni compensaba el tiempo empleado en amasar dinero en lugar de disfrutar y amar a la vida misma.

He crecido en una familia donde lo más importante es el amor, el cariño, el apoyarse los unos a los otros. En mi familia me han enseñado valores, y a cuidar de mi alma eterna. Siempre me he sentido una privilegiada, ya se sabe que sostengo a los cuatro vientos que soy un hada en misión humana. Me gusta el dinero porque paga cosas, pero nunca he sido (y lo procuro cada día) ser su esclava. Cuando me desprenda de este cuerpo físico, aquí quedarán éste y todo lo material que usé y disfruté. Conmigo se vendrán los momentos maravillosos que viví, las sonrisas que sonreí, los abrazos que di y me dieron, el amor que hice circular en mi devenir humano, las cosas que aprendí y las puestas de sol que contemplé abrazada al cielo eterno.

Me gusta el dinero pero me niego a hacerle la pelota al poder, o a agachar la cabeza para ganar de dinero o a tragar humillaciones por ganarlo. No siempre trabajo para quien decide contratarme, puesto que yo he de contratar a quien me contrata. No sé si me sobra o no el dinero (porque esto del sobrar me parece una expresión rayana en la soberbia), pero sí sé que se apañármelas con muy poco. Jamás he gastado arreglo a mis ingresos, ergo siempre me ha sobrado un poco o un mucho. Procuro vivir arreglo a mis reglas, pasando de las modas del CdR (Club del Redil). Nadie paga mis facturas excepto yo. Por  consiguiente, ¿por qué iba a permitirle a nadie que me diga cómo tengo que vivir mi vida, gastar mi dinero u opinar sobre el mismo? Las apariencias no son lo mío. Lo mío es vivir a mi aire. E insto a la gente a vivir acorde a sus principios.

Nadie nos hace nada que no consintamos. Hemos consentido que el dinero pasase a ser más importante que la vida misma. Más importante que uno mismo.

Lo dije antes y lo repito: el dinero paga cosas, para todo lo demás está mi alma. No quiero ser la más rica del cementerio, ni tampoco del barrio. Paso de competir con el vecino. Vivo la vida a mi aire. No considero que una persona sea mejor o peor que otra en base a la cantidad de dinero que ha logrado ganar o la fortuna que ha amasado.
¿Maldito dinero?
No.
El dinero no es maldito, se trata simplemente de papelitos de colores a los que se les ha otorgado el rango de ‘dios’.
No agaches nunca tu cabeza ante otro que tenga, o lo parezca o presuma, más dinero que tú.
A veces, es uno más rico con diez que otro con veinte, recuérdalo.
Recuerda, asimismo, que tú y sólo tú decides tu estilo gastativo, tu nivel y estilo de vida, cómo quieres relacionarte con el dinero y en base a que principios quieres vivir tu vida terrena.
No hay nada bueno en la miseria.
No es agradable carecer de dinero para comer o de un techo donde dormir.
Yo no te propongo ser mísero o pobre, más bien te aliento a dejar de serlo y pasar a ser un rico espiritual, a usar la fortuna de tu alma, a aprender a vivir la vida con plenitud usando todos tus recursos, a tener libertad financiera, a tener una vida presidida por la prosperidad.
Cada uno decide en qué y cómo emplea su dinero, así como el cómo lo gana y en base a qué: si a costa de sus principios o merced a ellos.
La dignidad no da de comer, hasta que llega el día en que precisamente es la dignidad la que da de comer.
Cambiemos las reglas del juego.
Redecora tu vida.
Rebélate.
A la porra con las reglas del CdR.
Imagina que el dinero no fuese nada de lo que es, ni pagase nada de lo que paga.
Imagina que además vivieses en una isla desierta donde el dinero no sirve absolutamente de nada, puesto que un cocotero no te daría jamás un coco a cambio de billetitos si no a cambio de que le hicieras cosquillas.
Usa la imaginación para divertirte, para inventarte tu propio paraíso fiscal. Usa la creatividad para decorar tu casa y hacer de una casa cualquiera un lugar acogedor donde instalar tu hogar.
Yo no necesito un palacio literal para sentirme divina en mi propio castillo. Me basta mi creatividad y atrevimiento para crear un espacio hadado para mis alas. La que reside allí soy yo, ergo todo está a mi gusto. Hay gente a la que le maravilla, y otra a la que le sorprende y no gratamente. Sinceramente, a mí me la refanfinfla. Yo soy feliz en un hotel cinco estrellas GL y en una tienda de campaña. A veces, me lo he pasado mejor perdida en un parque nacional en EEUU durmiendo sobre la dura espalda de la pachamama (la tierra), que en un hotel lujoso, porque dentro de la habitación del hotel no se podían ver las estrellas ni había ‘shutting stars’, ni se podía hacer fuego y asar el salmón. Me gusta la energía telúrica de la tierra, es regenerante y reconfortante. Mis ojos pueden contemplar la luna llena y saltar de nube en nube. Todo eso es gratis, Dios no viene y me cobra por ello. Puedo contemplar cuantas puestas de sol quiera, que no tendré que pagar por ellas ni me dará un empacho.
Los abrazos de mi madre, los que me dio desde que aterricé en ese mundo, siempre fueron gratis, fueron fruto de su amor por mí.
Freud sostenía que el dinero no puede hacernos felices en la adultez porque de niños no tuvo significado para nosotros. Solo nos alimenta el amor.
Repito que no pretendo hacer proselitismo de la pobreza o de la miseria material, nada más lejos de mi intención. Lo que propongo es un reparto humano de la riqueza, que se acabe la codicia en el mundo y que se establezca el imperio de la generosidad. No estoy proponiendo que la gente no cobre por su trabajo, o que las cosas sean gratis total. Simplemente me gustaría que esos que dicen atesorar millones de euros o de dólares… dedicasen parte de ellos a construir cosas de provecho en vez de construirse mansiones cuyas dependencias, muchas de las cuales, nunca habitarán (como sucedía con las inmensas casas de los ricos feudales).Menos palacios huecos y más casas con hogar. Menos imperios para apabullar y más empresas para ayudar a que todos se puedan ganar la vida dignamente.
Abajo la codicia.
Arriba la prosperidad del alma.
Soy rebelde porque me da la gana, porque me divierte llevarle la contraria al status quo y darle en los morros al CdR.
¿Te apuntas a ser rico del alma y, de paso, tener dinero?

Nunca te sientas ‘esclavo’: hagas lo que hagas procura ser feliz y disfrutarlo. Así se crea Prosperidad.

Os recomiendo la lectura del libro “EL GANADOR QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO” (I.Boss, Zenith/Planeta).

Libro de lectura recomendada
http://www.casadellibro.com/ebook-el-ganador-que-todos-llevamos-dentro-ebook/9788408118916/2117136

VIDEO: "La persona triunfadora que todos llevamos dentro" Rosetta Forner - Empr... https://youtu.be/4LKaycuqB7c vía @YouTube

PD: si necesitas Hadamadrina y quieres que te enseñe a organizarte un plan hadado, escríbeme: info@rosettaforner.com

 Las sesiones de Hadamadrining ("Un poco de Hadamadrining son un mucho de coaching"), pueden ser por skype desde cualquier lugar del mundo mundial.

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