La mayoría de las personas, esperan a reaccionar y a tomar conciencia de lo que aún no han hecho, de los lugares que les gustaría visitar - porque no suelen tener tiempo para ello, están muy ocupados en ganar dinero-, de las personas con las que querrían reconciliarse –con la cuales siguen peleadas o distanciadas-, de los sueños que querrían soñar –que aún no se han atrevido ni siquiera a perfilar-, cuando que se les cae encima la realidad en forma de ‘crisis o suceso, en algunos casos, irreversible por imposible o difícil solución –la muerte de un ser querido o una enfermedad propia-.
nos pasamos la vida ignorando a la vida. lamentándonos de lo rápido que pasa el tiempo. empero, no deja de ser una ‘queja’ banal, inconsciente e incluso hipócrita. en lugar de hacer algo para remediarlo, buscamos excusas que nos hagan quedar bien a nuestros ojos, y que, a los de los demás, justifiquen nuestra inercia o inoperancia. cambiar es una tarea que requiere grandes dosis de voluntad, coraje y determinación. por eso, cuando enfermamos física, emocional o espiritualmente, nos encontramos sin fuerzas y sin motivación para reorientar nuestro rumbo. en verdad, nadie nos obliga a hacer nada que no queramos.
si eres de los que se queja muy a menudo, si te lamentas de no tener tiempo o ganas para hacer esto o lo otro. si la culpa de todo cuanto te acontece la tiene ‘tu jefe’, tu cónyuge, tú ex, tus padres, la edad, o el gobierno…
detente a reflexionar un instante.
¿de verdad te quieres convencer o crees la culpa la tienen ‘los otros’?
¿de verdad te quieres convencer o crees la culpa la tienen ‘los otros’?
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